Fiestas Populares

Comarca de La Vera

La comarca de la Vera es un lugar precioso para disfrutar de las fiestas populares, ya que van normalmente unidas a una exaltación de ritos y tradiciones, tanto religiosas como de otra índole. Cada pueblo verato tiene sus fiestas y esto hace que convivan muchas costumbres de todo tipo en esta comarca.

Además de las fiestas populares, La Vera cuenta con un gran ambiente de bares y discotecas, que reúnen a los jóvenes de las zonas de alrededor. Jarandilla es uno de los principales núcleos de fiesta durante todo el verano.
En la comarca se celebran ferias, festivales y conciertos de los que podrás disfrutar.

Les recomendamos algunas de las celebraciones más famosas:

Fiestas de la Inmaculada Concepción (Los Escobazos)

Fuente: Dirección General de Turismo de Extremadura

Según cuentan las gentes de la tierra, la fiesta de los escobazos nace de una tradición pastoril. Parece ser que cuando los pastores regresaban de la sierra venían alumbrándose con escobones de retama prendidos que, en cuando llegaban a Jarandilla, apagaban a golpes, dándose escobazos amistosos unos a otros.

Desde entonces, cada siete de diciembre, se celebran los escobazos, una fiesta declarada de Interés Turístico de Extremadura por su singularidad.

La fiesta comienza con la petición de rosca. El mayordomo, el cura, familiares y amigos recorren las calles de Jarandilla de la Vera gritando vivas a la Virgen de la Concepción al son del tamboril. Cuando acaban, todas las plazas se llenan de gente que prepara sus escobones para, nada más anochecer, encenderlos y empezar a sacudir. Pero nadie sale herido porque, entre otras precauciones, se toma la de no golpear a nadie por encima de la cintura.

Las calles de la localidad se vuelven un espectáculo de luz y fuego con el ir y venir de los escobazos de algunos vecinos. Mientras, muchos otros esperan pacientes a que vuelva el mayordomo, que ha ido a buscar el estandarte de la Inmaculada Concepción. Lo recoge a caballo, de manos del párroco, en la puerta de la Iglesia de Santa María de la Torre y lo procesiona por toda la localidad de Jarandilla de la Vera mientras grita: ¡Viva la Virgen de la Concepción! A lo que todos los asistentes responden con sonoros y sinceros ¡Viva!

Una vez que el Estandarte pertenece al pueblo, el cortejo, al que se unen caballerías y fieles a pie, circula iluminado por los escobones encendidos mientras cantan las coplas típicas de la Concepción a ritmo de cacerolas, sartenes, almireces, botellas de anís, etc.

Cuando llega de nuevo el Estandarte a la plaza, se pone punto y final a batalla de los escobones con la entrega de éste nuevamente al párroco.

Ruta de Carlos V

Fuente: Dirección General de Turismo de Extremadura

Cualquier época del año es buena para recorrer esta ruta, pero sin duda, realizarla en febrero te permitirá rememorar el viaje que realizó el emperador Carlos V en 1556 aderezado con representaciones teatrales, conciertos y otras muchas actividades que harán de tu viaje una experiencia única.

Un ruta que recrea la llegada del Emperador a Jarandilla el 12 de Noviembre de 1556, precisamente esta ruta recorre el camino antiguo que llevaba desde Jarandilla de la Vera hasta Cuacos de Yuste por Aldeanueva de la Vera hasta llegar al Monasterio de Yuste, lugar en el que el Emperador Carlos V decidió pasar los últimos días de su vida, y que él mismo mandó construir. Pero no te preocupes si no estás en plena forma, porque los 10 kilómetros de distancia que tiene el recorrido están considerados de baja dificultad.

Fiestas del Cristo (Los Toros)

Es una de las fiestas más esperadas por los habitantes de Jarandilla y de los pueblos colindantes. Se celebran sobre el día 15 de septiembre y es una de las ultimas fiestas de verano que se celebran en la comarca de la Vera.

Bajo el trasfondo de la fiesta religiosa en honor al santisimo cristo de la Caridad, se esconde la fiesta pagana de los toros. Una fiesta, por cierto, que es tan loada por unos como odiada por otros. Los festejos taurinos de esta fiesta se realizan al más puro estilo verato, y duran entre tres y cinco dias. La gente del pueblo se agrupa en “peñas” para comer, beber y pasarlo bien los dias que duran los festejos.

Aunque el origen de la fiesta es la veneración del Santisimo Cristo de la Caridad la fiesta, estos últimos años, se está centrando más en el evento taurino y en la agrupación de la gente en peñas. El hecho es que es una de las fiestas locales que más cumulo de gente arrastra a esta localidad y como todo acto folklorico es objeto de respeto y mención.

El Peropalo

Fuente: Dirección General de Turismo de Extremadura

Valverde de la Vera, situada a unos 19 km de Jarandilla, celebrará del 14 al 17 de febrero su fiesta de Interés Turístico de Extremadura, el popular Peropalo. Un cita que aúna tradición, costumbres y folclore en una fiesta carnavalesca distinta, con identidad propia, que ha perdurado con el paso del tiempo y en el que el peropalo, un peculiar muñeco de trapo, se convierte en el auténtico protagonista.

Días de carnaval en los que al peropalo, un reconocido malhechor, volverán a someter a escarnio público en la plaza de la localidad, para morir finalmente en la hoguera como cada martes de carnaval.

No te pierdas la tradicional judiá o el homenaje a los peropaleros, citas relevantes en un carnaval único que cada año atrae a miles de visitantes para disfrutar del carnaval más ancestral de Extremadura.

Los empalaos

Fuente: Dirección General de Turismo de Extremadura

Los Empalaos de Valverde de la Vera constituyen un ritual religioso cuyo origen se remonta al siglo XVI, en que la orden de la Cofradía de Nuestro Señor Jesucristo ya realizaba estos actos de penitencia, por los que se llamaban entonces Hermanos de Disciplina, que con el paso del tiempo pasaron a llamarse “Empalaos”.

Una promesa o “manda” hecha ante Dios supone el inicio de un vía crucis, por las calles de la localidad, en el que todos los penitentes son anónimos. En este recorrido de penitencia el empalao camina descalzo, sobre sus hombros lleva un timón de arado sujeto por una soga de esparto que le rodea pecho y brazos desnudos. Una enagua blanca le cubre de cintura para abajo y de la mitad de sus brazos penden un par de vilortas, con tres aros cada una, y una toga, símbolo del Crucificado. Un velo blanco que sujeta con una corona de espinas, cubre su rostro, sobresaliendo por encima de la cabeza dos espadas cruzadas.

Atuendo de un rito religioso y ancestral que se desarrolla en el más absoluto silencio, soledad que vive el empalao que en todo momento va acompañado por la figura del Cirineo, que se oculta bajo una manta y le alumbra el paso con un farolillo. Los momentos cumbres de la procesión se producen en el cruce de dos empalaos en que ambos se arrodillan en señal de respeto mutuo